HINCHADA PRESIDENCIAL. Dilma Rousseff (Brasil), Cristina Kirchner (Argentina), Michelle Bachelet (Chile). Tres mujeres poderosas, tres supporter

Todas delante del televisor
Todas delante del televisor

“No me cabe duda que el Papa vio el partido… es muy apasionado”, declaró a France Presse Lorenzo “Toto” de Vedia, el sacerdote que desde hace 15 años vive en la villa 21. El interesado no lo ha confirmado, pero muchos que lo conocen en Buenos Aires no apostarían lo contrario. Con toda probabilidad dio un salto con el gol de Messi aunque nadie lo haya visto, porque aseguró que en público quería mantener una extricta neutralidad. Y si bien el momento y los protagonistas son muy distintos, no es el único Jefe de Estado que afronta esa situación. Dilma Rousseff, Cristina Kirchner, Michelle Bachelet, tres mujeres poderosas, tres supporter.

Desde el mundial “fachista” de 1938, pasando por el que se jugó en Argentina durante la dictadura militar de 1978, el evento deportivo más popular del mundo siempre ha sido, para los gobiernos de todas las latitudes, una oportunidad única para incrementar su propia popularidad. Esa lección parece conocerla muy bien la presidente Bachelet, porque después que su Chile le ganó a España, campeón del último mundial, declaró bromeando, pero no tanto: “Ésta era mi resolución Nº 57”, aludiendo a las 56 medidas que aprobó en los 100 primeros días de su gestión. Promesa cumplida.

También la brasileña Rousseff, siempre atenta a las encuestas después de las protestestas multitudinarias por los costos faraónicos del mundial, la corrupción y la reducción del ritmo de crecimiento económico, el más bajo de los últimos 5 años (muy comprensible considerando que entre mayo y junio ha perdido 5 puntos porcentuales en la intención de voto). En estos días su imagen registró una leve recuperación: cada vez que gana la Seleçao, las protestas disminuyen y pierden fuerza y apoyo, mientras crece la aprobación a Dilma. Y el PT (Partido de los Trabajadores) lanzó oficialmente su candidatura a la reelección como presidente en los comicios del próximo 5 de octubre.

Cristina Kirchner, que a su vez enfrenta serias dificultades por la imputación de su vice presidente, Amado Boudou, por un caso de corrupción, y por las presiones de los acreedores internacionales, espera más que nunca que Messi lleve la Argentina a conquistar la ansiada Copa.

Sin embargo, las tres presidentes no parecen querer enfrentarse demasiado por el fútbol.

Antes que empezara el Mundial, Cristina y Dilma intercambiaban tweets almibarados. Será “una verdadera fiesta”, elogiaba Kirchner cuando envió sus saludos a Roussef. Le deseaba que fuera un evento de paz, tolerancia y diversidad, mientras Dilma, por su parte, respondió acuñando el hashtag #CopadaIntegração (Copa de la integración). En la onda del entusiasmo, Kirchner llegó a decir: “Jugamos por América Latina”, mientras Michelle era recibida en visita oficial con todos los honores, asistiendo junto a su par brasileña a la ceremonia de apertura.

Es verdad que después, cuando empieza el juego, ocurre que el Brasil de Dilma elimina al Chile de Michelle, mientras una final entre los dos “enemigos” históricos (hablando en términos futbolísticos, aunque no solo), Brasil y Argentina, resulta una posibilidad cada vez más concreta.

¿Resistirá toda esa concordia y armonía los resultados inapelables del campo de juego? Messi y Neymar tienen a su cargo la difícil sentencia.

Torna alla Home Page