Rios Montt y el puñado de generales que cumplen cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad serán compañeros de celda de quien luchó contra ellos con todas sus fuerzas. El ex guerrillero guatemalteca Fermín Solano Barillas fue condenado a 90 años de cárcel por la masacre, en 1998, de 22 indígenas de una pobre comunidad del centro del país durante el conflicto armado que sufrió Guatemala entre 1960 y 1996, año en que se suscribieron los acuerdos de paz. Es el primer caso de un guerrillero procesado y sentenciado por delitos de lesa humanidad.
Contra Fermín Felipe Solano Barillas, alias “teniente David”, se presentaron 90 pruebas documentales, 29 testimonios y diversas pericias de expertos que participaron en el proceso. Solano negó hasta el último momento su responsabilidad, incluso dentro del aula del tribunal que lo juzgaba, pero el jurado consideró que las pruebas fueron suficientes para demostrar la acusación. Solano, que dirigía un grupo de diez guerrilleros pertenecientes a la Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas (ORPA), que ya no existe, asesinó 22 indígenas culpándolos de colaborar con el ejército guatemalteca. Capturado el 2 de mayo de 2013 en Ciudad de Guatemala, es el primer miembro de la antigua guerrilla condenado a una pena de este tipo.
Un informe sobre el conflicto interno armado de 36 años, que se presentó al margen del juicio, registra 200 mil víctimas y atribuye el 93 por ciento de las violaciones de los derechos humanos a las fuerzas del Estado, un 3 por ciento a la guerrilla y el resto a sujetos no identificados.

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