22 de Marzo de 2013, Denver, Colorado. Segunda fecha clasificatoria para el Mundial, entre las Selecciones de Estados Unidos y Costa Rica. Pocos minutos después del comienzo, cae un copo de nieve, después otro y otro más. Se desata una tormenta nunca vista en un encuentro de fútbol, que cubre el campo de juego con una capa de 30 centímetros. Pero Estados Unidos ya tiene un gol a favor y el director técnico, Jurgen Klinsmann no quiere que se suspenda. Él considera que el partido, que a esta altura más parece de hockey, puede continuar. El árbitro piensa lo mismo. El juego sigue y Costa Rica pierde.
Sin embargo, parafraseando la definición del famoso “efecto mariposa” –un golpe de alas de una mariposa en Texas puede provocar un tsunami en Brasil- se podría decir que aquel primer copo de nieve en Colorado fue el origen del tsunami futbolístico que provocó la revelación de Costa Rica en Brasil. La negativa de la FIFA a permitir que se jugara de nuevo el partido, en efecto, se convirtió en el resorte que desencadenó toda la garra y las ganas de triunfar de los “ticas”, la gran sorpresa de estos días. Un equipo que no tenía miedo a nadie y mucho menos al “grupo de la muerte”, con Italia, Inglaterra y Uruguay, donde parecían ser las víctimas y en cambio terminaron ganando con el corazón en la mano.
Esta vez en Costa Rica, el siguiente partido contra los estadounidenses, en un clima marcado por ese episodio vivido como una afrenta al país y al “fair play” (juego limpio), se consideró la oportunidad perfecta para hacer justicia. Los titulares de los diarios anticipaban: “No tenemos nieve, pero tenemos una gran hinchada”. Y efectivamente, delante de 35 mil hinchas enardecidos, la Selección de los ticas se impuso con un rotundo 3 a 1.
Por supuesto que el “efecto mariposa” no es suficiente para explicar la revelación del país centroamericano. También hubo años de cuidadosa planificación a nivel nacional, empezando por un mayor número de jugadores formados en el país y menos importados del exterior, que fue creando un círculo virtuoso cuyo éxito estaba asegurado: entre los nuevos talentos nacionales, 25 juegan ya en ligas europeas y más de 10 en Estados Unidos y México. El trabajo de la Federación llevó a la pequeña Costa Rica a ser la tercera potencia futbolística de la CONCACAF (la Confederación de América centro-norte) después de los colosos de México y Estados Unidos.
Y también cuenta con la sabia conducción de su director técnico y líder, José Luis Pinto. El “Mourinho americano”, como lo ha bautizado el diario británico The Guardian, alguien que, según su propia hermana, no se quita el fútbol de la cabeza ni en la cena de Navidad.
Queda la duda de qué habría ocurrido sin aquel partido bajo la nieve. Y ahora que el sueño “tica” quedó truncado en el choque con Holanda, vaya a saber qué acontecimiento aparentemente remoto dará el empujón decisivo a alguno de los cuatro semifinalistas. Quizás podemos arriesgar una idea: ayer la leyenda del fútbol, Alfredo Di Stefano, argentino, se apagó a la edad de 88 años. ¿Dejamos que él se ocupe de la final?

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