¿Por qué tantos niños de El Salvador dejan su país y se aventuran por las rutas inciertas y peligrosas de los migrantes adultos? El fenómeno de los niños indocumentados comenzó a llamar la atención de las autoridades migratorias de varios países de América Central y del Norte en 2004, pero en los últimos dos años está asumiendo las dimensiones de un verdadera éxodo. Los números hablan claro, porque corresponden a detenciones y repatriaciones efectivamente realizadas y registradas. En la frontera de México con Estados Unidos, o en las ciudades limítrofes cercanas a la frontera, detuvieron, hasta 2012, 70 mil niños. Pero en el año 2012 se produce un salto de enormes proporciones: 14.500 detenidos y repatriados. El 97 por ciento de los menores indocumentados –o “no acompañados”, como se los clasifica- provienen de El Salvador, Guatemala, Honduras y México, en orden decreciente.
¿Por qué lo hacen? ¿Por qué se aventuran por rutas tortuosas y llenas de peligros?
A esta pregunta responde un estudio de la investigadora estadounidense Elizabeth G. Kennedy, del que informa El diario de hoy de El Salvador. Elizabeth Kennedy presenta los resultados que se obtuvieron sobre una muestra de 500 menores repatriados de El Salvador. En las entrevistas, 322 niños (106 mujeres y 216 varones) respondieron que estaban dispuestos a intentar nuevamente el viaje. Pero todos ellos manifestaron también más de una razón para hacerlo: un familiar que los está esperando (35%), la pobreza y la falta de perspectivas en la que se encuentran (27,2%), la situación de maltrato y abuso en su casa (3,1%), el deseo de estudiar y aprender (31%), espíritu de aventura (3,1%). El dato común al 59,7% de las motivaciones aportadas es “amenazas, inseguridad y violencia” en el ambiente que los rodea y que perciben como un peligro real para ellos mismos.

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