Los campesinos aseguran que no se había visto una sequía como esta por lo menos desde hace treinta años. Tierras resecas en vastas regiones que siempre fueron grandes productoras de frijoles rojos, alimento básico del país centroamericano, animales muertos o esqueléticos, ríos reducidos a un hilo de agua y campos atravesados por profundas grietas. El gobierno, a través de Guillermo Membreño, “especialista en manejo de suelos”, salió al paso anunciando que se reducirán los impuestos y se incentivará la producción de granos, junto con la recomendación de comer carna de iguana y frijol negro, que en una situación de normalidad los nicaragüenses desprecian.
También ha trascendido lo que muchos sospechaban pero nunca se había admitido abiertamente, y es que Nicaragua paga con alimentos una parte significativa de su deuda con Venezuela, fundamentalmente originada por el suministro de enormes cantidades de petróleo a precios sumamente favorables, razón por la cual en los primeros ocho meses de 2014 se enviaron a Caracas frijoles (rojos y negros) por un valor equivalente al 14.4 por ciento de la deuda acumulada. Aquí las cifras se vuelven nebulosas y oscilantes, como un espejismo bajo el sol implacable que reseca los campos nicaragüenses.

ametalli@gmail.com

