Ya está bendecida, embalada y lista para el viaje intercontinental con destino a Roma. Allí la estatua de Romero será emplazada en el jardín “El Salvador” del EUR. La ceremonia de despedida se celebró en la misma capilla donde fue asesinado, hace treinta y cuatro años, el obispo salvadoreño. Estuvieron presentes el ex presidente de la República, Mauricio Funes (2009-2014), el presidente de la Asamblea Legislativa, Sigfrido Reyes, algunos familiares de Romero y otros funcionarios del gobierno. Antes de fin de año el embajador de El Salvador ante la Santa Sede, Manuel Roberto López, y el ministro consejero, Rogerio Atilio Milla Guerrero, volverán a encontrarse con mons. Vincenzo Paglia, el postulador de la causa. Desde 1997 –año en que la Congregación para la Causa de los Santos comenzó la fase “romana”- hasta 2012, no se habían hecho grandes avances. “Una verdadera calle sin salida”, explica el embajador, “hasta que intervino el Papa Benedicto XVI, que a fines de 2012 dio un nuevo impulso al proceso”. Después el gran entusiasmo de su sucesor, el Papa Francisco, que fue “una verdadera gracia”, afirma el diplomático. El mismo mons. Paglia lo dijo públicamente en abril de 2013, durante una misa por los veinte años de la muerte de monseñor Tonino Bello. “Precisamente hoy –anunció en su homilía- día de la muerte de mons. Tonino Bello, se ha destrabado la causa de beatificación de monseñor Romero”.
Los dos diplomáticos salvadoreños hacen notar que el Papa Francisco conoce bien la situación de América Latina. “Bergoglio ha vivido intensamente la realidad de los pueblos de Sudamérica y comprende, probablemente mejor que otros, el rol de pastor que tuvo Romero”, y recuerdan que ya Juan Pablo II, al que algunos consideraban más tibio en este tema, durante su último viaje a la República de El Salvador –en 1996- pidió visitar y orar sobre la tumba de Romero. “Una actividad fuera de programa, no prevista, donde pronunció la frase que se hizo famosa: “Mons. Romero es nuestro”, para dejar en claro la comunión de toda la Iglesia con la historia humana de nuestro obispo”.
Ha pasado mucho tiempo desde que terminó la fase diocesana en su país y la causa ya se encuentra en la segunda de las cuatro “etapas” previstas en el procedimiento romano. Fue declarado “siervo de Dios” y ahora la documentación se encuentra en manos del postulador, quien una vez más está analizando meticulosamente la positio a fin de presentarla a la comisión de teólogos sin ningún error. “Mons. Paglia es un ferviente admirador de Romero, usa su pectoral y está profundamente convencido de su santidad”, afirman ambos. Una vez que se estudie la positio, Romero será declarado “venerable” (segundo nivel), después es la etapa de la beatificación y finalmente la canonización.
“La primera via es la de las “virtudes heroicas”, que supone el tradicional itinerario de las cuatro fases. La segunda –y éste es el enfoque actual- es la “via del martirio”. Todos los papeles están en regla”, afirman en la embajada de El Salvador, haciendo notar que el mismo cardenal Ratzinger en el Via Crucis en el Coliseo, en 2005 poco antes de ser elegido Papa, incluyó a Romero entre los nuevos mártires de la Iglesia. “Es una señal importante –subraya el embajador-, la primera confirmación pública de que se le reconoce a Romero el estatus de mártir”.
Para poder optar por la segunda vía se deben haber verificado dos condiciones: la muerte en defensa de la fe y la plena aceptación del martirio. “Romero –explican los entrevistados- perdonó a sus verdugos antes de que lo mataran. Era consciente de que sus continuas denuncias lo llevarían a la muerte”. En ese caso no será necesario constatar un milagro para la beatificación, sino solo para la definitiva canonización. De todos modos milagros no faltan según los salvadoreños, que siguen informando sobre hechos insólitos que ocurren por intercesión del obispo asesinado. El más famoso sin duda es el que relata la hermana Rosita (Aferrados a un trocito de la camisa de Romero). Para no hablar de todos los milagros “privados” que cuentan personas sencillas. En la embajada recuerdan también el relato de la ex primera dama, la esposa del presidente Mauricio Funes. El matrimonio no podía tener hijos y la inesperada maternidad se atribuyó sin ninguna duda a la intercesión de monseñor Romero.
¿Llegará la etapa de la canonización en 2017, año del centenario del nacimiento de Oscar Arnulfo Romero? El embajador y su ministro tienen la esperanza de que sea declarado beato en 2015, coincidiendo con el 35º aniversario de su muerte. “No hay apuro para la canonización –afirman-. Son procesos que requieren todo el tiempo necesario. Para la Iglesia Católica es fundamental que la figura de Romero una a todo el pueblo salvadoreño”. ¿Y la justicia humana? “Se ha hecho justicia en la medida en que mons. Romero ya perdonó a sus verdugos; la justicia humana en estos casos cuenta muy poco o nada. Perseguir ahora a una parte del pueblo salvadoreño no ayudaría al avance del proceso, porque dividiría la opinión pública. Es mejor no abrir heridas que dividan la sociedad”.