246 proyectos de inversión para capitales extranjeros por un total de 8710 millones de dólares en sectores decisivos y que siempre estuvieron vedados, como el agro-alimentario, la construcción, la industria farmacéutica y biotecnológica o la energía renovable. A partir de hoy, se puede, anuncia el diario comunista Granma, que informa sobre un ingente paquete de proyectos que se ofrecen para ser completamente financiados por capitales extranjeros. Se reduce el impuesto a las ganancias –disminuye a la mitad y del 30 por ciento actual pasa al 15 por ciento- salvo para las compañías dedicadas a la explotación de recursos naturales, como el níquel o los carburantes fósiles. A las empresas extanjeras que se radiquen en la isla se les exime del pago del impuesto a las utilidades los primeros ocho años de actividad y se exime también del pago del impuesto a los ingresos personales a los inversionistas extranjeros que sean socios en empresas mixtas.
Todavía no resulta claro si las joint ventures completamente extranjeras podrán gozar de todos estos beneficios, pero sí hay algunas limitaciones. En primer lugar, los sectores admitidos, ya que los capitales extranjeros no pueden entrar en salud ni educación. En segundo lugar, el Estado se propone mantener un rol de control “para que no se produzca concentración de la propiedad”. Sin embargo las autoridades cubanas prometen que esas inversiones no podrán ser expropiadas, como ocurrió inmediatamente después de la revolución de 1959, “salvo por motivos de utilidad pública o interés social” y siempre con el pago de una honesta indemnización.