Desilusión de los argentinos, satisfacción de los paraguayos. El Papa Francisco tampoco visitará su país nativo en julio de 2016, como él hubiera querido y comentó en varias oportunidades a los compatriotas que en estos veinte meses de pontificado fueron a visitarlo a Roma. Irá en cambio al Paraguay en 2015, con toda probabilidad en el mes de noviembre, pero la fecha exacta todavía no ha sido confirmada. Por lo menos eso fue lo que monseñor Claudio Giménez, obispo de la diócesis de Caacupé, comunicó a través del sitio de la Conferencia Episcopal Paraguaya, de la que es presidente.
La noticia de la suspensión del viaje a Argentina la dio el reelecto presidente de la Conferencia Episcopal argentina, monseñor José María Arancedo, durante la asamblea general de la misma, dando lectura a la carta enviada por el Papa, donde todos suponían que confirmaría la visita. La razón es “un problema de agenda y de viajes ya programados”, explicó Arancedo, que no le permiten estar presente “físicamente” –“como hubiera deseado”- en el Congreso Eucarístico nacional previsto para el mes de julio en la ciudad de Tucumán y en los festejos por el bicentenario de la declaración de la Independencia. El “físicamente”, destacó el prelado, da a entender que probablemente habrá mensajes de audio o de video, mientras que una alusión posterior deja abierta la posibilidad de una visita en otra fecha de 2016.
Junto con Argentina el Papa debía visitar también Chile y Uruguay, dos países que ya se están preparando para recibirlo. Al igual que los paraguayos el año que viene, antes que todos sus vecinos.