Se reanudan a mediados de mes en La Habana, pasando por Cartagena, las negociaciones entre el gobierno colombiano y los guerrilleros de las FARC, que con altos y bajos avanzan desde hace más de dos años. Con dos novedades. Un equipo de negociadores internacionales de reconocida experiencia acompaña a Santos y un nuevo enfoque del espinoso tema del alto el fuego. Con respecto a este segundo tema, provocaron sorpresa y algunas polémicas las declaraciones del presidente colombiano (antes de una parcial marcha atrás en Twitter) sobre la posibilidad de que las Fuerzas Armadas establezcan el alto el fuego después del que declararon –de manera ulilateral y por tiempo indeterminado- las mismas FARC, por primera vez en 50 años de conflicto
Es un cambio importante para un gobierno que hasta ahora había adoptado una estrategia de gestos distensivos junto con la continuidad de la ofensiva militar (la semana pasada, sin ir mas lejos, anunció la captura de un guerrillero de primer nivel). Las críticas de la oposición encabezada por el ex presidente Uribe (que siempre sostuvo la línea dura) se contraponen a los elogios de la Iglesia Católica, que destacó la importancia del gesto de los guerrilleros. Para Dario Echeverri, miembro de la Comisión de Paz y Reconciliación de la Iglesia, “ cualquier cese de hostilidades o cese al fuego de los actores armados ilegales merece un reconocimiento porque es un alivio para el sentimiento de la gente, especialmente en las regiones más alejadas del país”.
Un nuevo equipo de negociadores, por otra parte, acompañará al presidente colombiano en lo que se considera el último desafío antes de alcanzar la meta. Forman parte del mismo, entre otros, el salvadoreño Joaquín Villalobos (ex comandante guerrillero del Frente de Liberación nacional Farabundo Martí durante la guerra civil), el ex Jefe de gabinete del ex Primer ministro británico Tony Blair y el ex Ministro de Relaciones Exteriores israelí, Shlomo Ben Ami, expertos respectivamente en discusiones de paz en Irlanda del Norte y Medio Oriente. Santos se reunirá con ellos en Cartagena la semana que viene.
El acuerdo final debería ser posteriormente ratificado por un referendum popular, a fin de garantizar su legitimidad democrática y mejorar las condiciones de aplicación. Hasta el momento el gobierno colombiano y la guerrilla llegaron a un consenso sobre tres de los seis puntos de la agenda: propiedad de la tierra, participación política y lucha contra el narcotráfico. El próximo tema sobre el cual se buscará un acuerdo se refiere al reconocimiento y resarcimiento de los casi siete millones de víctimas que ha dejado medio siglo de conflicto.
Pero las FARC no son las únicas. La paz con los guerrilleros podría llevar también a la cesación de las hostilidades con otros grupos armados, como el ELN. El Ejército de Liberación Nacional, en efecto, hizo saber por medio de un comunicado que podría deponer las armas para favorecer la paz en Colombia. “Asistimos a este diálogo para examinar la voluntad real del Gobierno y del Estado colombiano”, afirmaron.
2015 podría efectivamente ser para Colombia “el año de la paz”.