Cincuenta y cuatro años. Todo ese tiempo ha pasado desde que los habitantes de La Habana vieron atracar el último transbordador con bandera estadounidense. Era el mes de agosto de 1961 y las primeras medidas del embargo cortaron (también) el intercambio marítimo. Y el bloqueo dura hasta la actualidad.
Pero las cosas podrían cambiar dentro de poco. Varias compañías norteamericanas están dispuestas, y en el clima de deshielo en las relaciones que iniciaron los presidentes Obama y Castro hicieron saber que desean reanudar el servicio inaugurado en 1915, servicio que en 1957 llegó a transportar más de medio millón de toneladas de mercadería, autos y pasajeros en dos horas de viaje solamente.
Una de las primeras en dar un paso al frente fue la “United Americas Shipping Services”, que ya en 2010 había solicitado un permiso al gobierno estadounidense para abrir una ruta hacia La Habana. El pedido no obtuvo ninguna respuesta en aquel momento, pero ahora vuelve a intentarlo con mayores chances. El presidente de la empresa declaró que ambos países le han hecho llegar señales de que su propuesta será evaluada atentamente. El plan es ambicioso: realizar tres o cuatro viajes semanales, transportando en cada uno mil pasajeros hacia la Habana y otras ciudades de la isla.
Otra compañía que se ha candidateado para reabrir el antiguo cordón umbilical marítimo es “CubaKat”, fundada precisamente para efectuar conexiones entre Miami y la isla por medio de un catamarán de alta velocidad. Un comunicado en su página de internet afirma que ya comenzó las negociaciones con funcionarios de los dos países para “convertir esta aventura en una realidad”.
En la capital de la isla hay mucha gente que todavía recuerda las llegadas y partidas de las embarcaciones. “Los chiquillos jugábamos a decirle adiós y aunque nunca pude viajar en él, mi abuela sí lo hacía a cada rato. Parte de mi familia iba allá a trabajar y a veces regresaban en el mismo día”, cuenta José Manuel mientras pesca en el malecón, el famoso paseo de la costanera en La Habana. “El día que vea ese ferri de nuevo llegando aquí, ya me puedo morir tranquilo”.
Por suerte para José Manuel, tendrá que esperar un poco. Los obstáculos burocráticos le prolongarán la vida. Todavía tienen que dar su aprobación varias agencias estadounidenses, sobre todo la tristemente famosa Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC), encargada de aplicar el embargo que dura desde hace medio siglo. Sin embargo, el hecho de que la política de apertura se encuentre directamente en manos de la Casa Blanca parece facilitar las cosas. Sin duda sería otro significativo paso de acercamiento después que a fines de la semana pasada se restableció la posibilidad de efectuar comunicaciones telefónicas directas entre USA y Cuba –antes era necesario hacer puente con un tercer país, con el consiguiente aumento de las tarifas- que se interrumpieron la década pasada.