No es del agrado –para usar un eufemismo- de la Iglesia mexicana la reforma de la Ley para la portación de armas que en estos días se está discutiendo en México por iniciativa del Presidente de la República, Enrique Peña Nieto. La reforma considera la posibilidad de permitir el uso de armas a los residentes extranjeros y consentir que los agentes públicos extranjeros de migraciones y aduana puedan tener sus propias armas en los puestos de control, y parece hecha a medida para incrementar aún más las presiones sobre el fenómeno de la migración clandestina.
Precisamente esta consideración originó la protesta de la Iglesia mexicana desde las columnas del semanario de la arquidiócesis, Desde la Fe: “Mientras no se den garantías reales en la crisis humanitaria de la migración, permitir armas en manos de agentes extranjeros es muy peligroso y podría significar un grave problema para los que ahora sufren a causa del egoísmo y cerrazón de gobiernos inhumanos e inmisericordes”, afirma. “Significa estar a favor de la cultura de la muerte que nos está asesinando”, es la durísima conclusión.
El editorial cita algunos datos, como los números del tráfico de armas ligeras en México: cada día se introducen ilegalmente 2 mil desde Estados Unidos, alimentando “la espiral criminal sin fin” de 40 mil homicidios solo en el período que va desde 2012 hasta 2014, como resultado de ejecuciones, enfrentamientos, agresiones y el narcomenudeo, según el análisis del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados mexicanos al cual se remite el semanario.
La manera como se está considerando el tema tampoco toma en cuenta a la población: “mientras las campañas políticas prosiguen, las propuestas a la ciudadanía son mínimas y sin impacto”, lo que significa que claramente los políticos no están en verdad interesados en combatir el problema de raíz. Por el contrario -sigue diciendo Desde la fe- ellos mismos son parte del problema, contribuyendo de manera decisiva al incremento de esta “cultura de las armas” que ha llevado aproximadamente a 15 millones –según organismos internacionales- el número de armas en el territorio mexicano.
“Hoy día se ven a los escoltas de candidatos, de legisladores y funcionarios moviéndose por las calles presumiendo de impunidad, y el crimen organizado armado hasta los dientes, amenazando la seguridad de los ciudadanos honrados y trabajadores”