De necesidad se hace virtud. Entonces el gobierno y las FARC decidieron afrontar a uno de los problemas más trágicos del inminente posconflicto: las minas antipersonales, y han creado nada menos que una universidad para diseñar técnicas que permitan detectarlas y destruirlas, formando al mismo tiempo personas capacitadas para hacerlo con la competencia que se requiere.
El centro universitario, que cuenta con el decidido apoyo de la Iglesia colombiana, tiene su sede en la periferia de Bogotá, en un predio de 18 hectáreas anteriormente ocupado por una fábrica de explosivos. Ha sido designado oficialmente como “Campo de pruebas técnicas y científicas para el desminado humanitario”, tarea que adquirió relevancia a partir del acuerdo que firmó el gobierno de Juan Manuel Santos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia en este sentido. El objetivo es limpiar el suelo de Colombia y liberarlo de estos mortíferos artefactos para 2025.
Las autoridades militares colombianas calculan que requiere diez años, lo que de por sí permite comprender las dimensiones del problema y su complejidad. Todo el territorio de Colombia está sembrado de minas, diseminadas en la selva para proteger los campamentos guerrilleros o en los alrededores de los centros rurales para evitar que la población nativa los abandone. No se sabe exactamente cuántas se colocaron durante los cincuenta años de conflicto, que por otra parte todavía no han terminado, pero los expertos del gobierno calculan que están infectadas no menos de 688 comunas, de pequeñas y medianas dimensiones. Más exactas son las estadísticas de los muertos y heridos por la explosión de minas antipersona en los últimos 25 años: 11. 139 víctimas registradas por las autoridades sanitarias nacionales.
Para cumplir el objetivo de destruir todas las minas antipersonales ocultas se formó el Comité Científico y Técnico que dirige la nueva “Universidad de minas antipersona”, concebida como centro de experimentos y banco de proyectos científicos. El comité académico está constituido por cuatro universidades de Colombia, entre las cuales se encuentra la universidad católica Javeriana, más dos instituciones de nivel nacional, Parques nacionales naturales de Colombia e Industria militar.
En la Universidad de minas se desarrollan técnicas innovadoras de desminado. En este momento se está estudiando un propelente químico que destruye la mina sin detonarla y el cultivo de microorganismos que se alimentan del material del que están hechos los artefactos. Se elaborará también un mapa del territorio que incluye el estudio de los diferentes tipos de suelo donde se han ocultado minas a lo largo de los años. Un capítulo aparte es el entrenamiento de animales para rastrear explosivos, entre ellos varios tipos de roedores.