NO ES UN PAÍS PARA MIGRANTES. México rechaza más centroamericanos que Estados Unidos. “Hace el trabajo sucio para ellos”, acusan las asociaciones humanitarias

Última estación. Foto AP-Rebecca Blackwell
Última estación. Foto AP-Rebecca Blackwell

Capturados, identificados y devueltos del otro lado de la frontera. México se mueve rápido, incluso más que Estados Unidos, y no pierde demasiado tiempo en estudiar las solicitudes de asilo. Los migrantes que pasan por su territorio son esperados en determinados puntos, detenidos y despachados de vuelta al punto de partida. El país de tránsito para tantos desesperados está utilizando este método para frenar, o por lo menos reducir drásticamente, el flujo que pasa por su territorio para llegar a la verdadera tierra prometida, Estados Unidos.

Entre octubre de 2014 y abril de 2015, solo seis meses, México detuvo 92.889 migrantes de América Central. En ese mismo tiempo, Estados Unidos detuvo 70.226 “no mexicanos”, en su mayoría de Honduras, Guatemala y El Salvador.

La situación cambió drásticamente cuando empezó a aumentar el flujo de migrantes menores no acompañados proveniente de Centroamérica. Entre octubre de 2013 y abril de 2014 Estados Unidos detuvo 159.103 “no mexicanos”, tres veces más que las 49.893 detenciones de centroamericanos en México. Después comenzó el operativo del gobierno mexicano.

Las organizaciones humanitarias de América Central consideran que su vecino más grande, del que no pueden prescindir los migrantes centroamericanos que escapan de la violencia que azota sus países, “está haciendo el trabajo sucio para Estados Unidos”.

El cambio de política comenzó con la aprobación del plan denominado “Frontera Sur” en el mes de julio de 2014. Desde entonces comenzaron estrictos controles en los trenes que normalmente utilizan los migrantes para atravesar México de sur a norte, en los ómnibus y en los puntos de ayuda a lo largo del camino, que por lo general están en manos de órdenes religiosas. Muchos pensaron que se trataba de una medida de corta duración, que en poco tiempo iría atenuándose. Pero a lo largo de los últimos meses no sólo continuó sino que se hizo cada vez más rigurosa. En los primero cuatro meses de 2015 México ha deportado un 79% más de centroamericanos que en el mismo período del año anterior. Y mientras en Estados Unidos un procedimiento de expulsión puede durar días y a veces años, en México la deportación al país de origen es prácticamente inmediata.

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