La XXXIX sesión general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) que se realizó en Bonn del 28 de junio al 8 de julio pasado, declaró patrimonio de la humanidad al Acueducto Tembleque, en México. Esta verdadera obra maestra de ingeniería hidráulica, que cuenta con la arcada más elevada que jamás se haya construido a un único nivel en un acueducto, fue proyectada y construida bajo la dirección del religioso franciscano Francisco de Tembleque en la segunda mitad del siglo XVI (1545-1562), cuando en el Viejo Continente se celebraba el Concilio de Trento para “conciliar” a católicos y protestantes. Ha sido considerada como la obra más imponente de la época del Virreynato de Nueva España (1535-1821) y durante más de 200 años abasteció con agua potable, proveniente de los manantiales ubicados a los pies del volcán Tecateje, a las poblaciones de Otumba, Zacuala y Zempoala
El complejo se encuentra en perfecto estado de conservación e incluye tres arquerías: Hacienda de Tecajete (46 arcos), Hacienda de Arcas (13 arcos) y Tepeyahualo (67 arcos). Tiene 48, 2 kilómetros en dos ramales, el primero se extiende a través de los municipios de Tepeapulco y Zempoala en el Estado de Hidalgo y el segundo por los municipios de Nopaltepec, Otumba y Axapusco en el Estado de México. La imponente obra arquitectónica es el resultado de la afortunado confluencia de los conocimientos técnicos derivados de los sistemas hidráulicos de la época romana y los aportados por la cultura mesoamericana. En el libro VIII del De architectura (siglo I. a.C) ya Vitruvio afirmaba que era necesario escribir sobre mirabilia aquarum y obras hidráulicas para que «ex potestate aquae omnes res constare», y resulta evidente que las numerosas dificultades debidas a la conformación geográfica del territorio se resolvieron gracias a la colaboración de las dos diferentes experiencias, construyendo tuberías de arcilla subterráneas para resolver las pendientes y secciones de arcadas para cruzar ríos y vastas zonas de depresión, como la Cañada de Papalote. Las columnas se construyeron con piedras unidas con la técnica prehispánica del bruñido para aplanar la argamasa, que consistía en una mezcla de cal, miel de abeja y linfa de nopal, que impide eficazmente la aparición de herbáceas y hongos. Junto con la construcción del acueducto, en la que participaron voluntariamente indígenas de diferentes etnias, se idearon sistemas de canalización para suministrar agua potable a las poblaciones radicadas en territorios que carecían de ella.
Hay testimonios contemporáneos sobre la construcción del acueducto en las crónicas de los religiosos franciscanos Gerónimo de Mendieta (1525-1604) y Bernardino de Sahagún (1499-1590) y en un manuscrito que se conserva en el Archivo General de las Indias de Sevilla titulado Información hecha por D. Luis de Velasco Virrey de Nueva España sobre lo tocante al agua que se lleva al pueblo de Otumba, del año 1562.
No son muchas en cambio las noticias biográficas sobre Francisco de Tembleque. Originario de Toledo, sabemos que llegó a México influído por las teorías del humanista católico inglés Thomas Moore (1478-1535) sobre la sociedad ideal. Poco después de la creación del Virreinato el fraile franciscano decidió acometer el intento de llevar a la práctica las ideas contenidas en la Utopía (1516) para defender el derecho al bien común y la igualdad entre los hombres. Con un presupuesto mínimo de 20.000 pesos y el trabajo tenaz de muchos hombres animados por un objetivo común, Tembleque consiguió construir la más importante obra de ingeniería hidráulica de la época sin ninguna ayuda de las arcas de la Corona española.
Hoy México es el país de América Latina que cuenta con mayor cantidad de sitios arqueológicos y culturales en la lista del Patrimonio mundial de la UNESCO. El acueducto se suma a la zona arqueológica precolombina de Teotihuacán, la Reserva de la biosfera de la Mariposa Monarca, el Camino Real de Tierra Adentro y 33 sitios más, que incluyen ciudades artísticas y diversos monumentos. El gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila Villegas, y la Secretaria de Turismo, Rosalinda Benítez no pudieron ocultar su satisfacción durante el anuncio oficial. Este resultado, declaró el gobernador, también ha sido posible gracias a la administración anterior que presentó la postulación y a la obra de restauración de los especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).