Mientras prosiguen los diálogos de paz de La Habana entre Colombia y la guerrilla de las FARC –los encuentros, que ya llegan a 40, se reanudan este sábado- un artículo de la revista colombiana Semana analiza la importancia del papel que juega la comunidad internacional en las negociaciones. En Colombia consideran que dos personas en particular son fundamentales para el éxito de las tratativas. Un cubano y un noruego, Rodolfo Benítez y Dag Nylander, representantes de los dos países garantes del acuerdo.
Cuba, la dueña de casa donde se llevan a cabo las negociaciones, no solo ha puesto a disposición diez residencias y la seguridad de las dos delegaciones, sino que cuenta con la confianza de ambas partes en virtud de sus 30 años de trabajo en favor de la solución del conflicto. Noruega, que tradicionalmente basa su política exterior en contribuir a la paz en el mundo (ha participado en la resolución de conflictos entre palestinos e israelíes –gracias a su mediación se lograron los famosos “acuerdos de Oslo”-, en Sri Lanka y Guatemala), hace por lo menos 15 años que trabaja con los mandos militares colombianos preparándolos para la fase de negociación política. El país escandinavo también ha colaborado con los desplazados y con el desminado, pero sobre todo ha financiado expertos provenientes de Nepal, Irlanda, Sudáfrica y Guatemala, así como los asesores jurídicos que solicitaron las FARC –con el aval del gobierno colombiano- como condición para que las negociaciones sean más equilibradas.
Sobre todo, Benítez y Nylander han cumplido el papel silencioso y fundamental de acercar a las partes en situaciones muy críticas, convocando a las personas clave de cada delegación para reuniones privadas y a menudo secretas. En el comunicado público que hicieron a fines de mayo instaban a las partes a acelerar el cese bilateral de las hostilidades. Apenas una semana después, las FARC anunciaron una nueva tregua y pocas horas más tarde se dio a conocer un acuerdo para bajar la intensidad del conflicto.
Sergio Jaramillo, alto comisionado para la Paz, ha dicho a propósito de los garantes: “Sin los garantes este proceso jamás hubiera funcionado. Cuba puso a disposición lo mejor de su diplomacia y de su infraestructura de protocolo, y Noruega no se ha quedado atrás. Han trabajado con profesionalismo y no pocas crisis las hemos resulto gracias ellos”.
América Latina no mira solamente. Entre los países de la región, los presidentes venezolanos, Hugo Chávez primero y Nicolás Maduro después, fueron protagonistas de la inicial –y secreta- fase de acercamiento entre las partes. Incluso Venezuela fue una especie de “puente” de entrada y salida de las delegaciones de las FARC hacia La Habana, cuando los guerrilleros todavía no confiaban en las garantías del gobierno colombiano.
Venezuela – a pesar de la reciente crisis en la frontera entre los dos países- junto con Chile, si bien no asisten a la mesa, actúan como facilitadores y están al tanto de todo su desarrollo. Uruguay y la ONU participan también como consultores para diseñar el alto el fuego y el abandono de las armas. Uruguay fue elegido por ser el presidente de turno de la Unasur– la Unión de Naciones Suramericanas fundada en 2008 por los presidentes Lula da Silva (Brasil), Néstor Kirchner (Argentina) y Hugo Chávez (Venezuela)- y por el prestigio que tiene en cuestiones de resolución de conflictos, ya que es el octavo país del mundo con misiones de paz en el extrajero y el primero en América Latina.
Europa, Estados Unidos y el Vaticano. El presidente Barack Obama ha demostrado el respaldo de Estados Unidos al proceso de paz con el nombramiento de Bernie Aronson como su enviado especial. Europa está distraída por la crisis económica y la emergencia migratoria, pero anunció un fondo de 26 millones de euros destinados a proyectos durante el posconflicto. En el frente europeo, junto con Noruega, el país más activo es Alemania, que cuenta con un delegado para el proceso de paz (Tom Koenigs).
Un rol de primer plano le corresponde por último al Vaticano. Hace pocos días las FARC solicitaron oficialmente al Papaque envíe un delegado a la mesa de negociaciones. Por otra parte se sabe que la guerrilla ha usado como puente con el Papa Francisco a la comunidad laica de Sant’Egidio, y a su vez el presidente colombiano Manuel Santos se reunió en Roma con el Pontífice, quien le ofreció su ayuda y la de toda la Iglesia.