El viernes 18 de septiembre es una fecha importante para Panamá. Se cumplen cien años de la inauguración del canal interoceánico, la primera obra monumental que unió los dos océanos. La ocasión debía celebrarse con la puesta en funciones de una tercera esclusa que permitiría duplicar el volumen de tránsito a través del canal, llevándolo de 300 a 600 millones de toneladas de mercadería anual. Pero diversos contratiempos impedirán que coincidan ambos eventos. La inauguración fue postergada para diciembre y el nuevo tramo comenzará a utilizarse a principios de 2016.
Todavía no terminaron los trabajos de ampliación y los administradores del famoso canal ya piensan en futuras pingües inversiones. Se están perfeccionando estudios de factibilidad, se calculan los costos y se profundizan las investigaciones sobre la evolución de la demanda de servicios de transporte marítimo en el mercado mundial. En el horizonte se perfila el proyecto de construir una cuarta serie de esclusas que deberían duplicar ulteriormente la capacidad del Canal para hacer circular la mercadería de un Océano a otro.
Así responde Panamá al canal que se está construyendo en Nicaragua, un megaproyecto con capital chino calculado en 40 millones de dólares. La ambiciosa empresa, cuya factibilidad se sigue poniendo en duda, estipula la construcción de una vía interoceánica tres veces mayor que la de Panamá, con un aeropuerto, dos puertos, un área comercial libre de impuestos, un centro turístico, rutas y fábricas de acero y cemento.