CUBA, UN SET A CIELO ABIERTO. La gran industria cinematográfica mira la Isla y sus extraordinarios escenarios. Varias superproducciones en lista de espera

El actor Don Cheadle juega a la pelota con algunos niños cubanos después del rodaje de la serie estadounidense House of Lies en La Habana. Foto Ap
El actor Don Cheadle juega a la pelota con algunos niños cubanos después del rodaje de la serie estadounidense House of Lies en La Habana. Foto Ap

Poco más de un año después del comienzo del deshielo que anunciaron Raúl Castro y Barak Obama a fines de 2014, la onda larga de la distensión ha llegado hasta la gran industria cinematográfica, al punto de que para filmar en Cuba en estos tiempos hay que hacer fila. Mientras los productores de la comedia satírica de Showtim House of Lies terminaron –aunque trabajosamente- el rodaje de los nuevos capítulos, los realizadores de la saga Fast and Furious están esperando el permiso para filmar el octavo en La Habana. Saben muy bien que es una de las sagas que más dinero ha recaudado en las taquillas de medio mundo, una apología de los corredores de autos en las rutas y los robos millonarios escrupulosamente planificados. Las autoridades cubanas todavía no dieron una respuesta, pero los productores confían y esperan el permiso. Se dice también, sin proporcionar demasiados detalles, que dentro de muy poco se filmará un spot para un automóvil estadounidense y el autor Ethan Hawke hizo saber que deseaba filmar en Cuba.

Ya antes de que se realizara el grandilocuente anuncio del reacercamiento de Estados Unidos y Cuba en diciembre, se había filmado en La Habana la película Papa, que relata la amistad entre el reportero estadounidense Denne Bart Petitclerc (el actor Giovanni Ribisi) y Hemingway (el actor Adrian Sparks), que nació cuando el primero publicó una carta en el Miami Herald y el escritor, que en aquel tiempo vivía en Cuba, se puso en contacto con él. La amistad creció e incluso el periodista escribió el guión de “Islas en la corriente”, la película de Franklin J. Shaffner inspirada en una novela póstuma de Hemingway. En realidad hubo que cumplir algunos trámites para esquivar el embargo que todavía está vigente y para poder filmar sin problemas en Cuba el director Bob Yari, de 54 años y origen iraní, presentó su proyecto como un documental, un género que no estás sometido a las mismas restricciones que la ficción, como lo demuestra el ejemplo del Buena Vista Social Club de Wim Wenders. Pero Papa no es un documental, come podremos ver dentro de pocos meses en los cines.

Evidentemente los tiempos están cambiando y bastante rápido. No hace mucho tiempo la sola idea de filmar en Cuba hubiera hecho enfurecer a la comunidad anticastrista de Estados Unidos que ahora, por el contrario, considera el negocio como un crisol de extraordinarias posibilidades. La Casa Blanca, por su parte, alienta explícitamente a los productores para que leven anclas y pongan proa en dirección a la Isla con sus increíbles escenarios a cielo abierto.

Todavía hay muchos escollos, el gobierno cubano exige que se le muestren los guiones antes de dar luz verde para el rodaje y acepta solo las producciones que dan una buena imagen del país. Los vuelos charter desde Estados Unidos tampoco son todavía completamente confiables y los hoteles de La Habana no tienen el nivel de confort al que están acostumbrados los actores más famosos. Pero el tiempo no hará sino mejorar las cosas. Mientras tanto, los que aprecian el nuevo curso cinematográfico son los cubanos de la calle, que se agolpan con curiosidad para observar las troupe y sus maquinarias futuristas.

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