Al presidente Daniel Ortega ne le gustan los observadores internacionales, al cardenal de Managua Leopoldo Brenes sí, y los ha reclamado públicamente porque las elecciones presidenciales se acercan y las invitaciones a los interesados todavía no se enviaron . Ortega, que acaba de ser proclamado candidato por los sandinistas para una nueva reelección, no mira con buenos ojos a los observadores electorales de la OEA, de la Unión Europea, del Centro Carter y los estadounidenses, que, en su opinión, se pronuncian solamente sobre aquellos procesos electorales que no pueden controlar. La opinión del arzobispo Brenes es muy distinta, y considera “un pecado que no puedan venir personalidades de estos organismos que sí son invitados por otros países”. Brenes considera que los observadores electorales “no son un capricho” de los partidos que participan en las elecciones, sino que “representan el sentir de la población”. “Sería interesante que hubiera una observación nacional e internacional para que todos puedan sentirse tranquilos”.
Una tranquilidad que según la oposición no existió en las elecciones municipales de 2008 ni en las presidenciales de 2011.
El 6 de noviembre Nicaragua debe elegir presidente y vice, 90 diputados y 20 representantes ante el Parlamento centroamericano.