El padre Goyo, el sacerdote mexicano que celebra misa con chaleco antibalas, no retrocede sino todo lo contrario. Después de recibir amenazas de muerte, acusa incluso a un intendente de estar relacionado con la mafia. La acusación es con nombre y apellido, tanto para Uriel Chávez, alcalde de Apatzingán, como para la mafia, que en la provincia del padre Gregorio López tiene el nombre rimbombante de Caballeros Templarios. “Hay pruebas irrefutables de sus encuentros, de sus pactos, de órdenes que él mismo ha dado, de ataques; la impunidad por secuestros o muertes”, afirma el padre López, cuya supervivencia en este momento depende precisamente de la notoriedad de su persona.
Ha lanzado contra los Caballeros Templarios, que actúan a su antojo en toda la zona, acusaciones fulminantes, describiendo sus actividades con informaciones que sólo un párroco de pueblo está en condiciones de llegar a conocer. “Sé cómo mastica una iguana, sé cómo corre el agua”, afirma con lenguaje colorido, para dar a entender que “sabe muy bien cómo están las cosas”. Su fuente de información “es la gente” y a través de ellos está al tanto de “cuántos muertos y cuántos secuestros hay, cuántos ranchos han robado y qué ministerios públicos, estudios notariales y policías están del lado de los bandidos”.
Y no lo calla.
EL PADRE GOYO CONTRA LOS TEMPLARIOS. El sacerdote mexicano que celebra misa con chaleco antibalas da nombres de funcionarios públicos relacionados con la mafia

El párroco Gregorio López