ALARMA NARCOTÚNEL. Sofisticadas y costosas obras de ingeniería para pasar coca, armas e inmigrantes ilegales desde México hacia Estados Unidos y viceversa

La tela de araña en la frontera
La tela de araña en la frontera

Precisamente cuando nueve obispos estadounidenses, en la localidad de Nogales, Arizona, con diversas iniciativas religiosas y culturales han recordado los seis mil inmigrantes muertos en los últimos quince años en el intento de cruzar la frontera, fuentes del Pentágono lanzaron la alarma “narco-túnel”.

La delincuencia organizada, narcotraficantes y “coyotes” (criminales “especializados” en la trata de seres humanos), que opera en la forntera desde hace muchos años, para facilitar y ocultar sus maniobras construyen largos túneles que atraviesan clandestinamente el límite; son conductos que se usan para el tráfico de armas desde Estados Unidos hacia México y toda la región centroamericana, para pasar cocaína hacia el territorio estadounidense, el mayor y más rentable mercado de esta droga, y también para la trata de seres humanos. A esta última actividad se dedican pequeños ejércitos de delincuentes que cobran por el uso de los túneles o bien por conducir migrantes ilegales a través de pasos que sólo ellos conocen.

Los expertos consideran que el flujo más importante de armas, drogas y migrantes se desplaza actualmente a través de los túneles –bautizados narco-túneles-, verdaderas obras de ingeniería en cuya construcción participan profesionales de alto nivel enrolados por los narcos: ingenieros, arquitectos, y expertos en climatización y logística minera. Los túneles descubiertos por las autoridades norteamericanas desde noviembre hasta la fecha demuestran cuán avanzada y sofisticada es la técnica que se usa en dichas obras. Estas técnicas, explican los expertos en defensa de Estados Unidos, hacen cada vez más difícil detectar las galerías,  construidas a considerable profundidad y con materiales idóneos como concreto y arcillas aislantes, y que también cuentan con comodidades como sistemas de aire acondicionado, redes eléctricas impresionantes y conexiones telefónicas.  En algunos de estos túneles se han descubierto “casas” secretas para ocultar durante largo tiempo delincuentes buscados por la justicia, salas equipadas para prácticas de tiro y grandes ambientes para almacenar alimentos y bebidas alcohólicas.

Los expertos del Pentágono y la DEA (Drug Enforcement Administration) consideran que los túneles contruidos entre 2009 y 2011 suponen un costo de un millón de dólares, y que las “inversiones” de los últimos años superan los tres millones de dólares.

Es indudable que a las organizaciones criminales que construyen y administran estos túneles no les falta “mano de obra” para explotar. Hace pocos días el Instituto Nacional de Migración de México (INM) informó que había interceptado y detenido, entre el 17 y el 24 de marzo pasados, 1.895 “indocumentados” que en 14 regiones limítrofes con Estados Unidos intentaban cruzar la frontera. Entre los detenidos, 1.254 son varones, 271 mujeres y 370 menores de edad; de éstos últimos, 163 fueron abandonados por los “coyotes” porque viajaban sin ningún acompañante. Muchos de los detenidos confirmaron que habían pagado entre tres y cinco mil dólares para contar con el apoyo de un “guía”.

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