No hay duda de que el tema formará parte del diálogo entre el Papa y el presidente de El Salvador, Sánchez Cerén, que en estos días viaja al Vaticano (25 de abril), inmediatamente antes de asumir el mandato de gobernar al país (1 de junio). Fueron dos años de tregua y homicidios en descenso, pero ahora el alto el fuego entre las pandillas de El Salvador, que se acordó el 9 de marzo de 2012 gracias a la mediación de la Iglesia, se tambalea ostensiblemente. El arzobispo de San Salvador, Luis Escobar Alas, es perentorio: “La tregua no funciona y el nuevo gobierno tiene la obligación de preparar un plan distinto”. Los números están claramente a favor de los críticos y ponen implacablemente en evidencia que los homicidios volvieron a aumentar: de 4 o 5 por día durante el segundo semestre de 2012 –antes de la tregua el promedio era de 14-, subieron a seis o siete en 2013 para llegar a nueve diarios en los primeros tres meses de 2014.
Las acusaciones por el fracaso van y vuelven de una orilla a otra. Son pocas e insignificantes las mejoras que implementaron las autoridades carcelarias, indudablemente episódicos los planes sociales del gobierno que debían crear puestos de trabajo, aumentar la escolarización y colaborar en situaciones familiares comprometidas por el abandono y la violencia. Desde el gobierno se hace notar que los jefes de las maras no han logrado mantener bajo control a sus propios subordinados y que las mismas pandillas volvieron a empezar la guerra entre ellas y contra las fuerzas de la policía, reiteradamente atacadas en los últimos tiempos.
Pero no hay alternativas para la tregua. El Papa Francisco había seguido con esperanza la mediación de la Iglesia local y sin duda Sánchez Cerén confirmará durante el diálogo su intención de relanzar la iniciativa de pacificación intentando retomar el frágil hilo de la negociación. Raúl Mijango, ex jefe guerrillero del FMLN actualmente en el gobierno, que actuó como mediador en el armisticio de 2012 junto con el obispo castrense Fabio Colindres, asegura que las bandas “mantienen la voluntad” de continuar el alto el fuego y que éste ha entrado en una situación de estancamiento pero no ha sido rechazado por los líderes de las maras, como se ha dicho. Para Mijango, que también tendrá un rol destacado en la nueva fase de las negociaciones, la tregua que se logró entre las maras “es el único intento exitoso en El Salvador y en toda América Latina en materia de reducción de la violencia”. Según las cifras oficiales, en esta situación se encuentra involucrado un verdadero ejército de 10 mil pandilleros encerrado en las cárceles del país centroamericano y por lo menos 50 mil en las calles.
Las iglesias de El Salvador están trabajando en el nuevo plan. En los próximos días presentarán una propuesta de relanzamiento del proceso de paz basada en aquella “Iniciativa Pastoral por la Vida y por la Paz” que tanta esperanza había despertado en la sociedad salvadoreña.
En la vigilia del encuentro entre el Papa y el presidente Salvador Sánchez Cerén, el mismo monseñor Escobar Alas hizo un enérgico llamamiento en favor del diálogo nacional que “debería involucrar activamente a todos los sectores”. “Es importante resolver el problema de la violencia”, declaró el prelado, y agregó: “Se está hablando de un diálogo amplio al que hemos sido invitados. Obviamente vamos a participar”

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