¿EL PAPA EN GUATEMALA? La invitación fue cursada y la respuesta –por ahora solo una frase- no se hizo esperar.

La vice-ministra Roxana Baldetti
La vice-ministra Roxana Baldetti

Lo había anticipado en Facebook con un mensaje, el día anterior a las canonizaciones: “Me encuentro en Roma, Italia, adonde he venido para entregarle al papa Francisco una invitación para que visite Guatemala”. La invitación fue cursada, por escrito y personalmente, declara exultante la vicepresidente del país centroamericano, Roxana Baldetti, y agrega que incluso “amenazó” al Papa diciéndole que si era necesario le enviaría “un millón de firmas” para apoyar su petición.

La respuesta –que recibió ella misma de manera directa- supone mucho más que una posibilidad: “Por su persistencia, no me queda más que ir a su país”.

Por ahora solo se trata de una respuesta dentro de un breve intercambio de saludos, en homenaje a una hermosa segunda dama. En efecto, se sabe que el Papa no tiene apuro por volver a América Latina y en su agenda itinerante tienen prioridad Medio Oriente, Asia y África. Recién después volverá a su contienente en 2016, con cuatro países en lista de espera: Uruguay, Argentina, Chile y “quizás” Perú.

En el horizonte asoma también el centenario del nacimiento de Romero, en olor de beatificación, por lo que se considera muy probable una visita para la fecha de su nacimiento, el 15 de agosto de 1917. Ocasión que podría asimismo acercar al Papa Francisco a la vecina Guatemala.

Las relaciones de Guatemala con los Papas de este siglo son considerablemente intensas. Juan XXIII elevó el Santuario nacional de Esquipulas a la categoría de Basílica en abril de 1961. En ese momento gobernaba el país un militar, el general Miguel Ydígoras Fuentes. Otro militar, el general Efraín Ríos Montt, recibió a Juan Pablo II en marzo de 1983, en momentos de ásperos conflictos internos. A Ríos Montt, Juan Pablo II le pidió clemencia por algunos condenados a muerte, pero la respuesta fue la inmediata ejecución de la condena. La segunda visita de Juan Pablo II fue en febrero de 1996, en los días previos a los acuerdos de paz que luego se firmaron precisamente en el Santuario de Esquipulas, seguida seis años después, en julio de 2002, por un nuevo viaje para la canonización de Pedro de San José de Betancur.

Informado de la invitación al Papa que formuló la vicepresidente Baldetti, Óscar Vian Morales, arzobispo de Ciudad de Guatemala, comentó que la Santa Sede tiene la costumbre, en estos casos, de comunicarse con la Arquidiócesis para conocer su opinión. “Qué hermoso que venga Francisco”, agregó después, él también con una sonrisa en los labios.

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