El arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo Brenes -quien durante muchos años fue la mano derecha del cardenal Miguel Obando y Bravo, ex duro opositor del sandinismo- y el presidente del Episcopado, monseñor René Sándigo, confirmaron dos anticipos de la prensa local: el diálogo entre el gobierno de Daniel Ortega y una Delegación de la Conferencia Episcopal que comenzará el 21 de mayo y que los protagonistas se encontrarán en la sede de la Nunciatura Apostólica, encabezada desde 2012 por el arzobispo nigeriano monseñor Fortunatus Nwachukwu, Jefe de Protocolo de la Secretaría de Estado antes de ser nombrado en este cargo.
Monseñor Nwachukwu, de 54 anni, forma parte del servicio diplomático desde 1994 y prestó servicio en misiones delicadas como Ghana, Togo, Benin, Paraguay, Argelia y Túnez. Todavía no se ha informado al respecto, pero parece muy probable que el Nuncio sea uno de los protagonistas del diálogo, al igual que –y en este caso sí es oficial- el cardenal Obando y Bravo, arzobispo emérito de Managua, quien actualmente se encuentra en óptimas relaciones con el gobierno sandinista de Ortega. Probablemente tomando en cuenta estos dos protagonistas, el cardenal Brenes ha declarado que “No habrá ningún medidador”.
Por lo tanto es posible suponer que el verdadero diálogo será entre los obispos, cuatro o cinco, y Daniel Ortega junto con tres o cuatro ministros. El presidente Ortega es uno de los gobernantes latinoamericanos más longevos: su primer gobierno duró cinco años y su principal opositor, temible, fue el cardenal Obando y Bravo. Volvió al gobierno desde 2007 hasta 2011 y posteriormente fue reelegido (gracias a reformas constitucionales a las que el Episcopado se opuso duramente y nunca aceptó) y su mandato termina en 2015. En todos estos años -16 en total- su relación con los obispos fue tensa y polémica, con no pocos enfrentamientos, muy severos en algunos casos. Evidentemente la situación es simétrica: los obispos no han sido ni blandos ni dialogantes con el gobierno ni le ahorraron jamás a Ortega y al sandinismo críticas duras y perentorias. Incluso en determinado momento declararon que el segundo mandato del presidente era “inconstitucional”. Por su parte el gobierno siempre aprovechó abiertamente a su favor la colaboración del cardenal Obando y Bravo y algunas veces la prensa local intentó sin éxito crear “corrientes” opuestas entre los obispos, tanto a favor como en contra del gobierno.
Ahora debería comenzar una nueva etapa, diferente, serena y de colaboración, con la debida autonomía entre la Iglesia y el Gobierno, aunque sin duda las incógnitas son muchas.
Por el momento, según monseñor Sándigo, obispo de Chontales y Río San Juan, los temas claves que quieren tratar los obispos son dos: la centralidad de la familia, sus problemas actuales y sus perspectivas, y en segundo lugar ciertas cuestiones institucionales relevantes: ética y respeto de las leyes, corrupción y abuso de poder, diálogo y pluralismo. Monseñor Sándigo aclara, por último, que “no es un encuentro entre partes encontradas”, sino que “es un encuentro en el que ambas partes tenemos objetivos, elementos comunes, tareas que debemos afrontar todos juntos”.

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