VILLAVICENCIO, DONDE FRANCISCO CELEBRARÁ LA PAZ. En la segunda etapa colombiana beatificará también un obispo y un sacerdote muertos in odium fidei

La Catedral de Nuestra Señora del Carmen de Villavicencio
La Catedral de Nuestra Señora del Carmen de Villavicencio

Después de Bogotá, la capital, la segunda ciudad que visitará el Papa Francisco durante su viaje a Colombia es Villavicencio. La mañana del viernes 8 de septiembre el Pontífice viajará a Villavicencio donde se llevará a cabo un importante momento de oración por la reconciliación de la nación para celebrar la paz que Colombia ha recuperado hace solo pocos meses. Posteriormente, en la misma ciudad habrá otro momento de profunda devoción cuando beatifique a dos sacerdotes colombianos: el obispo de Arauca, Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, asesinado por el Ejército de Liberación Nacional el 2 de octubre de 1989, y el padre Pedro María Ramírez Ramos, muerto el 10 de abril de 1948. Como se anunció el pasado 7 de julio, el Papa aprobó el decreto que reconoce el martirio de ambos, asesinados in odium fidei. El 21 de julio pasado, el Sustituto de la Secretaría de Estado, monseñor Angelo Becciu, envió al obispo de Villavicencio, monseñor Urbina Ortega, un documento donde se confirma que el Santo Padre presidirá el rito de beatificación de los dos religiosos colombianos.

Ubicada en la falda occidental de los Andes, en una planicie denominada Los Llanos, aproximadamente a 75 kilómetros de Bogotá, Villavicencio es actualmente una ciudad de poco menos de 500.000 habitantes. Es el centro comercial más importante de la región y su posición geográfica le ha merecido el nombre de “puerta del llano”, en una región que se caracteriza por la biodiversidad y una pintoresca variedad de paisajes, lo que la convierte en un centro de interés nacional. El 21 de octubre de 1850 la localidad fue oficialmente denominada “Villavicencio” por decisión de la Cámara Provincial de Bogotá, en homenaje a Antonio Villavicencio y Verástegui, prócer de las luchas de la independencia de la Corona española ajusticiado por orden de Pablo Morillo durante el período de la “reconquista”. La ciudad es conocida como “el corazón” de la Colombia oriental y verdadero santuario ecológico. Los obispos de la arquidiócesis – el actual es monseñor Oscar Urbina Ortega, Presidente de la Conferencia Episcopal – tradicionalmente han mantenido viva en las comunidades eclesiales un fuerte compromiso social, con muchísimas actividades orientadas a la promoción y el desarrollo humano sostenible. La ciudad está cruzada por el río Guatiquía, gracias al cual siempre tuvo una considerable importancia comercial y es clave para la economía local, básicamente agrícola. La vocación agroindustrial de la ciudad, en el Departamento de Meta, tiene una importancia fundamental para la economía colombiana.

En el pasado, Villavicencio estuvo fuertemente involucrado en el conflicto armado interno, y no solo contra las Farc sino también durante la época anterior, tras el asesinato en 1948 del líder católico liberal Jorge Eliécer Gaitán, cuyo sacrificio se recuerda todos los años, al igual que las víctimas de la guerra que concluyó con los recientes Acuerdos. En 2012 el presidente César Gaviría eligió Villavicencio para celebrar el “Día Nacional de la Memoria y Solidaridad con la Víctimas” (9 de abril). En Villavicencio opera una fuerte comunidad Monfortiana (fundada por san Luis María Grignon de Monfort). La fundación de la ciudad es reciente y se remonta a 1840, pero la zona estaba poblada por indígenas cuando los europeos llegaron al continente. El conquistador de origen alemán Nikolaus Federmann encontró comunidades guayupes cuya economía se basaba en la agricultura, la pesca y el comercio de productos con otras comunidades de la región. En el siglo XIX, durante las guerras de la independencia, los “llaneros” lucharon primero en defensa de la corona española pero luego se unieron a la causa de la independencia junto a Simón Bolívar. El municipio de Villavicencio se constituyó después de los eventos bélicos a partir de un pequeño núcleo formado en torno a una parroquia. Muy pronto los colonos establecieron lazos comerciales y de intercambio con Bogotá, lo que permitió un rápido desarrollo del nuevo centro.

Desde sus orígenes, Villavicencio fue escenario de enfrentamientos, en su mayoría armados, por conflictos políticos o religiosos. Las sucesivas guerras civiles provocaron reiteradas destrucciones y graves sufrimientos en la población. Ya en el siglo XX tuvo lugar en esta ciudad uno de los primeros episodios que dieron origen al período denominado “La Violencia”, cuando el capitán del Ejército Alfredo Silva se rebeló contra el presidente Mariano Ospina Pérez.

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