EL DIÁLOGO VISTO DESDE ADENTRO. Qué esperan los cubanos de la nueva relación con los vecinos del Norte. Cómo ven el futuro los ultraconservadores, los soñadores, los escépticos, los silenciosos, los separados…

Expectativas cubanas
Expectativas cubanas

Los cubanos somos apasionados y por eso los criterios que pueblan e inquietan a la gente estos días son tan variados como, a veces, contradictorios. Aprovecho la ocasión para comentar algunos de ellos, que percibo, muy a flor de piel, en cualquier conversación callejera, estos calurosos días de agosto:

Por supuesto que están los que podríamos llamar ultra conservadores; las personas que creen que después de tantos culipandeos históricos, después de “lo que nos han hecho los americanos” no debíamos rendirnos y mucho menos creer que estas nuevas relaciones son la solución para nuestros problemas. Este grupo, pequeño pero no despreciable porque son coetáneos de Fidel Castro y defensores de sus ideas, han sido, son y morirán siendo acérrimos antiimperialistas llamados a mantener con vida esta posición que incluye una permanente crítica a todo lo que ocurre en el territorio de los EE.UU., sus Gobiernos y modo de vida. Muchos de ellos, algunos ya jubilados, han liderado por años la batalla ideológica, militar e informativa de este país y no van a cambiar de parecer a menos que el Líder les diga, nuevamente, qué deben hacer.

Otro grupo, mayor en número, son los soñadores, los que creen incluso que en un par de años – cuando los norteamericanos “desembarquen” con sus inversiones, tecnologías, nuevas leyes de mercado, sus dólares, su estilo desenfadado, su Internet y sus sueños de libertad – todo cambiará, como por arte de magia, en la Isla. Claro que estos se refieren al ámbito del tener (más comida, más ropa, negocios, acceso a Internet, auto, trabajos mejor pagados, etc.) pero no opinan, ni mucho les interesa, sobre temas políticos y de dirección del país, cuestiones estas que en Cuba, casi siempre, quedan al margen de lo opinable y desconectadas de los asuntos económicos. Alguno, incluso, cierran los ojos, suspiran y creen ver todo “Ok” a la luz de lo que se avecina.

Está el grupo de los escépticos que opinan que muchas cosas pueden cambiar a partir de estas relaciones, pero saben que está por ver hasta dónde se permite tolerar el Gobierno cubano el embate real de esta nueva forma de pensamiento y vida que se distancia diametralmente de la propuesta gubernamental cubana, tan controladora y primitiva como los primeros días de la Revolución en la década de los ´60 del siglo pasado. Los escépticos alegan, porque otras muchas veces ha sucedido, que la dirigencia política del país delimitará muchas iniciativas y procurará actuar con cautela tratando de tamizarlo todo, poniendo peros aquí y allá, sacando de cada cosa la mejor tajada, y mirando con recelo lo que puede desconectarse de su lógica estatal y quebrar el poder del Partido, haciendo valer, una vez más, la premisa social de estos años: “para nosotros el tiempo que se pierde es oro… por eso lo mejor es que lo perdamos”.

Otros, la mayoría jóvenes o familias con chicos, prefieren no opinar mucho y ver lo que sucede pero desde fuera de Cuba, desde la otra orilla del Estrecho de la Florida, abandonando la Isla lo antes posible por miedo a que la Ley de Ajuste cubano sea modificada y se alteren los impuestos, de por sí ya altísimos, que hay que pagar al Gobierno cubano para poder abandonar definitivamente el país.

Y los más, clasifican – aun cuando pueden ser parte de cualquiera de los otros – en el grupo de los que se alegran porque tienen algún familiar cercano viviendo en EE.UU. y suponen que estas cordiales relaciones pueden hacer más ágil el contacto con ellos y mejorar la asignación de visas para poder ir a visitarlos, a EE.UU. o a cualquier país donde ahora vivan.

De todos modos una etapa nueva ha comenzado para Cuba, y para toda Latinoamérica, cuando después de más de cincuenta años de hostilidad, los polos políticos opuestos públicamente se encuentran y el polvorín del Caribe logra enfriarse. Lo que sigue, está por verse.

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