LADRONES DE AUTORIDAD. A propósito de las “fotos robadas” para involucrar al Papa en intenciones o propósitos que él no conoce o no comparte…

Robo astuto
Robo astuto

La fotografía, difundida por un abogado argentino en su cuenta de Twitter, donde se ve al Papa Francisco sosteniendo un cartel que dice “Es tiempo de diálogo entre Argentina y el Reino Unido por Malvinas” ha provocado desconcierto y fue reproducida por numerosos medios en diversas lenguas. El desconcierto se produjo sobre todo por las declaraciones de los autores de la operación y de altos funcionarios del gobierno, evidentemente destinadas a mostrar al Papa como promotor de sus intenciones y propósitos. Se llegó a atribuir al Papa frases que jamás pronunció en el momento en que se efectuaron las fotografías, el miércoles pasado en el Aula Pablo VI. En consecuencia, el Vicedirector de la Sala de Prensa del Vaticano, el padre Benedittini, hizo una primera declaración hace dos días (citada por Bloomberg) y posteriormente en el día de ayer ha contextualizado la cuestión de la siguiente forma: Es una foto “sacada en el contexto de una audiencia general (miércoles 19 de agosto) en la cual muchos fieles acercan al Papa varios objetos, a menudo para hacerse fotografiar”.

Esto significa que “deducir” la esponsorización del Papa (aunque sea de una causa noble) es un comportamiento cuanto menos arbitrario, por no decir absurdo, y sería oportuno que grupos y sectores de la opinión pública, especialmente de América Latina, asumieran una conducta más seria y respetuosa con respecto al Papa Francisco, evitando instrumentalizar su generosa disponibilidad, capacidad de escucha y buena fe.

No es la primera vez que ocurre algo así. En el pasado, quizás con menos clamor público pero con no poca perplejidad en ciertos ambientes, otro grupo, encabezado por el senador de un país latinoamericano, entregó al Papa en Santa Marta –era el 11 de noviembre de 2014-, cuando las máquinas fotográficas estaban preparadas, es más preparadísimas, una camiseta impresa con la frase “No al fracking”. Y hace algunos días en Europa un grupo de “cristianos por la independencia” (de una región española) ha utilizado una imagen y una frase suyas para hacer creer que contaban con el apoyo del Pontífice.

En ambos casos se trató de fotorgrafías abusivas que, ni ayer ni hoy, es correcto interpretar como algo distinto a lo que son: una instrumentalización o aprovechamiento abusivo de la persona, de la autoridad y de la misión del Papa. No tenemos dudas de que estas personas y grupos aman al Papa y  respetan el servicio al cual ha sido llamado. Pero también es necesario respetar la misión que él cumple y que obviamente no se identifica con intereses particulares, partidarios ni mucho menos con campañas o cruzadas. Todos saben que el Papa es el Pastor Universal de la Iglesia y que su elevada misión, como Obispo de Roma, no tiene los límites de las banderas, de los pasaportes o de las causas políticas que los laicos, legítimamente pueden apoyar, pero sin arrastrar indebidamente en ellos al Papa y su misión.

El 5 de agosto pasado, durante el encuentro con el Movimiento Eucarístico Juvenil (MEG), un joven argentino intentó poner sobre los hombros del Papa Francisco la bandera argentina, y en la filmación se puede ver con toda claridad que el Santo Padre, con ternura y elegancia, frenó el intento, sin duda afectuoso. Un gesto más que elocuente para recordar hoy, y también en el futuro.

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