CITA CON LA MUERTE. Obispo mexicano amenazado hace saber que dentro de dos días volverá al lugar donde lo esperan para asesinarlo

Arturo Lona Reyes
Arturo Lona Reyes

Lo amenazaron de muerte, pero no tiene ninguna intención de detenerse. La enésima historia de un sacerdote que desafía la violencia en México tiene en este caso como protagonista a un religioso nonagenario, el arzobispo emérito de Tehuantepec, Arturo Lona Reyes. “Si vuelve a ir a San Francisco la Paz (la ciudad al sur de México donde reside, ndr) lo van a  matar”, le dijo una voz anónima por teléfono. Por toda respuesta él hizo saber que el 4 de octubre –dentro de dos días- estará allí junto a “sus” indígenas.

En efecto, mons. Lona Reyes es muy conocido en México por su decenal defensa de los derechos de los pueblos originarios y desde hace un tiempo se encuentra junto a los indios zoques, que luchan para defenderse de la amenaza de los colonos –habitantes de poblaciones cercanas, no indígenas- que pretenden apropiarse de sus tierras en una zona –conocida desde la época colonial como “Selva de los Chimalapas” – que está en disputa disputa desde hace casi medio siglo (ubicada en los estados de Chiapas y Oaxaca, en la región sur del país).

El obispo emérito –que después de haber sufrido 11 atentados no se deja intimidar con facilidad- también pidió públicamente al gobernador de Oaxaca que se ocupe del caso. “El conflicto ha empeorado, la violencia se puede desatar en cualquier momento”, dijo. “Después será demasiado tarde cualquier medida”.

Por su parte, las autoridades del lugar han tomado en serio la amenaza contra el prelado y dispusieron medidas para protegerlo. Después de los hechos ocurridos en Iguala –Lona Reyes mismo condenó duramente la desaparición de los 43 estudiantes- y el asesinato de numerosos sacerdotes, México no puede permitirse una muerte que tendría enorme repercusión.

En 1972, al año siguiente de ser elegido obispo, Monseñor Lona Reyes, que actualmente tiene 90 años, fue designado presidente de la Comisión de Asuntos Indígenas del Episcopado Mexicano. Por su intensa actividad en defensa de los indígenas presos en la cárcel y en las campañas de recuperación de las tierras pertenecientes a los pueblos originarios, también ha recibido numerosos reconocimientos. También fue promotor del Instituto Superior Intercultural Ayuuk, que forma parte del sistema universitario jesuita mesicano.

Su compromiso se puede resumir en in una frase: “Pertenezco a los indígenas”. Hace falta mucho más que una amenaza para hacerle cambiar de idea.

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