LA LEYENDA NEGRA DE PIO LAGHI CÓMPLICE DE LOS DICTADORES ARGENTINOS. La última amargura del Nuncio: el “no” de Bush al pedido de Juan Pablo II para que no invadiera Irak

Pio Laghi y il “no” de George W. Bush - 5 de marzo de 2003
Pio Laghi y il “no” de George W. Bush - 5 de marzo de 2003

El Nuncio Pio Laghi, fallecido el 10 de enero de 2009 cuando tenía 87 años, tras una brillante carrera diplomática al servicio de la Santa Sede en Nicaragua, Tierra Santa, Chipre, Argentina y Estados Unidos, murió serenamente y en paz, pero consciente de haber sido víctima de una conjura histórica muy particular. En el ejercicio de su misión vivió de cerca el drama de Medio Oriente, después la infernal dictadura argentina (paradigma de tantas otras dictaduras de la región) y por último la oscura presidencia de George Bush y su decisión insensata de atacar Irak para derrocar a Saddam Hussein (que al contrario de sus mentiras nada tenía que ver con el ataque de Bin Laden a Estados Unidos) sentando las bases de lo que hoy se vive en toda la región, incluyendo el Estado Islámico.

Mons. Pio Laghi fue víctima de una leyenda negra inventada que es una mezcla de ignorancia, mentiras, calumnias, superficialidad y “terrorismo de los chismes”, todos funcionales, de una u otra forma, a las disputas y conveniencias, a menudo cínicas e impúdicas, de la Guerra fría. Era un contexto en el que se usaban los países periféricos como piezas de ajedrez, que en las guerras no-combatidas entre URSS y USA cumplían el macabro rol de proporcionar los muertos, los torturados, los exiliados y perseguidos, en definitiva, los descartados de la época. Eran los años en que triunfaba la geopolítica y la geoestrategia, palabras horripilantes cuando van asociadas a la dignidad y a la persona humana concebidas como precio que se debe pagar o mercadería para intercambiar.

Volveremos al cardenal Pio Laghi en el último artículo de la serie, y será nuestro testimonio personal, basado en una amistad extraordinaria, afectuosa y por mi parte llena de admiración y gratitud.

Carta al Sustituto Eduardo Martínez Somalo. Pero volviendo a lo que hemos llamado “Fichero”, resulta significativa, respecto de la impotencia del Nuncio, la carta que transcribimos, dirigida al entonces Sustituto de la Secretaría de Estado Eduardo Martínez Somalo. Laghi si encontraba al final de su servicio. Faltaban pocas semanas para que la Junta Militar lo declarara “persona non grata”, razón por la cual debió abandonar Argentina en diciembre de 1980; y el documento de dicha declaración también incluía la firma de su famoso “amigo personal almirante Massera, con quien muchas veces jugaba al tenis” (tal como se afirma y se repite, aunque en seis años participó en cuatro partidos con el militar).

El 8 de octubre de 1980, el Sustituto de la Secretaría de Estado, mons. Eduardo Martínez Somalo, que había sido puesto al corriente por el cardenal Eduardo Pironio, escribe una carta a Pio Laghi rogándole que haga “todo lo que esté a su alcance” para ayudar a localizar a dos argentinos desaparecidos. En la respuesta Mons. Laghi, que en aquel momento ya ni siquiera era recibido por los militares, dice:

Buenos Aires, 16 de octubre de 1980

2352/80

REFERENCIA: Solicitud de buenos oficios por argentinos desaparecidos.

Excelencia Reverendísima,

En su apreciado Despacho N. 51472 del 8 del corriente, Su Excelencia ha tenido la deferencia de enviarme una fotocopia del pedido de dos familias argentinas que, preocupadas por el destino de sus parientes desaparecidos, desean una intervención del Santo Padre en mérito a su problema.

Al respecto puedo asegurar a Su Excelencia que conozco personalmente a casi todas las personas firmatarias de dichas cartas, dado que se presentan frecuentemente en esta Nunciatura Apostólica con escritos de este tipo.

La Representación Pontificia hace continuamente todo lo que está a su alcance por diferentes casos, pero en lo que se refiere a los “desaparecidos”, con ningún resultado.

Aprovecho con gusto la ocasión para reiterar a Vuestra Excelencia Reverendísima mi consideración más distinguida.

Suyo dev.mo

 (Firma: Pio Laghi)

Su Excelencia Revr.ma.

Mons. EDUARDO MARTINEZ SOMALO

Sustituto de la Secrertaría de Estado

CIUDAD DEL VATICANO

El final amargo de una obra incomparable. Más allá del tono levemente fastidiado de Pio Laghi, la respuesta enfatiza dos cosas a las autoridades vaticanas: por un lado, su Nunciatura siempre acompaña estas dolorosas historias –sin esperar instrucciones- y raramento ignora los casos graves; y por el otro, en el tema de los “desaparecidos” la Representación es impotente. Muchos otros documentos de este período, después de marzo de 1980, demuestran que los militares estaban en contacto directo con la Santa Sede y obviaban sistemáticamente a la Nunciatura.

Pio Laghi tenía claro que su misión estaba terminando y que al final había quedado atrapado por mecanismos diplomáticos que volvían estéril cualquier cosa que hiciera. Los militares ya habían cerrado las últimas grietas y buscaban, desesperadamente pero con eficacia, ayuda en el Vaticano, y en este ámbito concretamente trataban de consolidar una presunta relación especial con el Papa, que en ese momento estaba empeñado en la lucha contra el comunismo en Polonia ((“Solidarność” había nacido en septiembre de 1980) y más en general en la Europa Centro-oriental, bajo el dominio soviético.

La Junta de Videla –y en esto Massera fue un “refinado teórico”- había identificado la posibilidad de tener cierta disponibilidad de la Sede Apostólica. En este contexto los militares introducen también –y hoy, a la distancia de los años todavía se siente el olor de la extorsión- la dramática cuestión tanto de una probable guerra con Chile como de la controversia con el Reino Unido por la soberanía de las islas Malvinas/Falkland.

El profesionalismo y la bondad de Pio Laghi ya habían enfrentado el muro del conflicto en Medio Oriente. Ahora el diplomático debía certificar también una situación idéntica en la Argentina del terror militar, ejercido como técnica de gobierno. Pero todavía le faltaba la última amargura: el “no” de George Bush (Aliado con Blair y Aznar) al apasionado pedido de san Juan Pablo II (2003), del que fue su enviado especial en Washington, para que no invadiera y atacara el Irak de Saddam Hussein. Antes de esa misión Pio Laghi, como Delegado Apostólico en Estados Unidos (1980-1984) tuvo la satisfacción de presidir el establecimiento de relaciones oficiales entre la Santa Sede y el Gobierno de Washington.

El servicio de Pio Laghi a la Iglesia y al mundo se pueden sellar con las palabras que escribió en su testamento espiritual: “Traté de amar a Cristo y de servirlo toda mi vida, aunque muchas veces mi fragilidad humana me impidió manifestarle siempre de manera edificante, como hubiera deseado, mi amor, fidelidad y completa entrega a sus deseos”.

Artículos anteriores:

ARGENTINA, IGLESIA Y DICTADURA. ESPERANDO LA APERTURA DE LOS ARCHIVOS VATICANOS. Los padecimientos del Nuncio Pio Laghi

PIO LAGHI Y LAS LISTAS DE LA ESPERANZA. El hermano del “Che” Guevara también figura en las listas de nombres que el Nuncio en Argentina enviaba al Vaticano durante los años de la dictadura

EL NUNCIO Y EL GENERAL. Esperando la apertura de los archivos vaticanos. La respuesta del Ministro del Interior de Videla a Pio Laghi que pedía noticias sobre personas detenidas o desaparecidas

EL “FICHERO PIO LAGHI”. Un monótono y cotidiano registro de nombres y datos para arrancarlos de manos de los dictadores argentinos. La ESMA y la jerga del terror

DICTADURA ARGENTINA E IGLESIA. Algunos sabían sobre los horrores, y lo aprobaban, los obispos reticentes, los opositores, los silenciosos

Torna alla Home Page